Colegio Territorial de Arquitectos de Valencia

Fue proyectado con un carácter singular y representativo, dentro de los cánones de modernidad de su tiempo. Se inserta dentro del tejido ecléctico del primer ensanche de la ciudad, donde pretendía contrastar por su libre articulación de volúmenes y una tecnológica fachada de inspiración neoplástica resuelta con muro cortina. Ésta gira retranqueándose ligeramente y dejando un espacio libre aprovechado para la colocación de mástiles con banderas. El proyecto debía encajar un completo programa en una parcela profunda, no excesivamente ancha y en forma de cuña. Se resolvieron las comunicaciones verticales con una escalera lineal de gran ligereza adosada a la medianera, con vistas sobre la calle, cuyo volumen se eleva a modo de torre. El resto de la planta absorbe la irregularidad y se destina a usos diversos, segregados en altura: oficinas, salón de actos, despachos y sala de exposiciones, habiendo desaparecido con el tiempo espacios destinados a fomentar el encuentro social del colectivo profesional, como la cafetería o la biblioteca. La estrechez y la longitud de estas piezas justifican el empleo masivo del vidrio en cerramientos y particiones, para permitir la máxima iluminación. Federico Iborra Bernad y Maite Palomares Figueres