Colegio EGB Santa María del Carmen

El edificio se muestra como un ejemplo radical de una arquitectura racional plateada desde la configuración de un sistema, espacial –constructivo y funcional– que organiza por completo todo el proyecto. La búsqueda de una arquitectura de carácter aditivo junto a un planteamiento estrictamente funcional permite crear una adecuada combinación entre el programa de usos y la flexibilidad de los espacios. 

El proyecto se desarrolla como un tapiz que combina volúmenes, tanto vacíos como llenos, que se disponen por el emplazamiento según un esquema bidireccional y ortogonal, dando lugar a articulaciones de diversa índole entre las diferentes partes del programa docente. Se produce la adaptación del sistema arquitectónico moderno a las características fundamentales de la arquitectura tradicional mediterránea que se adapta a las condiciones de soleamiento, orientación y climáticas del entorno. De esta forma, el proyecto se configura como una secuencia de espacios cubiertos exteriores, espacios intermedios de transición, patios y estancias interiores. 

La forma de impartir la docencia queda determinada por la organización del edificio y sus espacios. La lógica abstracta de la forma de combinar estructura, cerramiento y acabados interiores que se produce en el edificio, permite un grado de flexibilidad mayúsculo en la utilización de los espacios. Las clases se trasladan al exterior cuando es posible convirtiendo el paso del tiempo sobre la vegetación de los patios en argumento formativo. 

Los límites de la arquitectura se diluyen, no se reconocen espacios estancos, la mirada escapa entre los vacíos, se crean visiones diagonales; el edificio se muestra como una amalgama de sombras habitadas, la luz construye los vacíos y la arquitectura, de este modo, se convierte en la herramienta capaz de ofrecer el sustento necesario para el desarrollo de la docencia y por tanto la formación de la sociedad.  

Juan Pedro Sanz Alarcón