Centro de Universidades Laborales Blas Tello

El proyecto parte de una serie de pabellones compuestos a partir de un módulo de geometría hexagonal, aislado o que se agrupa en unidades arracimadas, ordenadas y separadas entre sí según criterios funcionales. El módulo hexagonal se plantea en distintas dimensiones y combinaciones y pone a prueba su versatilidad como unidad susceptible de ser repetida. El conjunto proyectado contaba con aularios, talleres y laboratorios, administración y despachos, biblioteca, comedor, teatro-cafetería, polideportivo, residencias y una capilla que no llegó a construirse. En el año 1977, se añaden los programas de viviendas para el director y otros cargos del centro, espacios para el alumnado mediopensionista y un edificio para Ingeniería Técnica.

El valor de la obra se manifiesta en diversas dimensiones. Como obra de arquitectura aislada, representa el único ejemplo de arquitectura de la corriente organicista en la ciudad de Toledo y supone un ejemplo insólito en el conjunto de la obra de Moreno Barberá. La arquitectura ha respondido a su función de una forma precisa y duradera en el tiempo. La configuración del edificio como un tapiz arracimado de geometría hexagonal y triangular proporciona una secuencia de espacios de una extraordinaria variación y riqueza. Esta particular composición de la planta, unida a la disposición de la sección que crece en la ladera –de una sola planta a dos-, origina generosos espacios de tránsito y encuentro. La secuencia de espacios varía desde una condición eminentemente horizontal a otra vertical en las conexiones a doble altura entre las plantas. Los edificios, por tanto, proporcionan una experiencia rica en situaciones espaciales.

La adecuada inserción en el lugar es otra característica en la que reside la valía del conjunto. Los edificios encuentran su acomodo en el recinto procurando alterar lo menos posible la topografía preexistente, que tiene una media de un 20 %. El programa se ubica teniendo en cuenta las cualidades de la sección del terreno: las partes más altas de la ladera se destinan a las residencias, y los aularios y usos deportivos se encuentran en las cotas más bajas. El conjunto administrativo, de bibliotecas, comedores y cafetería-teatro articulan a media ladera las funciones más públicas de enseñanza con el mundo privado de los pensionistas. Los edificios son tendidos y con una escala muy controlada en sección, por lo que no se ocluyen las vistas desde la ladera. La configuración de los edificios da lugar a un espacio público entre ellos, rico y cambiante, por el que se transita por senderos peatonales entre arbolado y jardines. La urbanización que plantea el proyecto es mínima y se limita al paso de vehículos.

Josefa Blanco Paz y María Dolores Sánchez Moya