Casa Echevarría en La Florida

La casa Echevarría se cierra herméticamente al exterior y al norte con un impresionante muro curvo, paralelo al trazado del viario, donde se apoya la casa y que constituye, asimismo, el cerramiento de la parcela triangular curva, que se retranquea los seis metros que exige la normativa. Este gesto expresionista, realizado con ladrillo visto y con mínimos huecos, no se refleja en la composición del resto de la casa, cuya trama es ortogonal, paralela a uno de los linderos. La combinación de ambas geometrías es uno de los logros del edificio, y son los grandes espacios de recibir y las galerías los que absorben el difícil encuentro entre lo gestual y lo regular.

Además de este cerramiento curvo, la casa se ordena mediante un patio y una galería exterior. El patio tiene su origen en el central de la Casa Huarte de Corrales y Molezún, donde se crea una topografía nueva aterrazada sobre el ala de servicio, que queda semisepultada por el patio-jardín. A este patio se abren las estancias principales y una terraza superior, mientras que los dormitorios, con su galería doble, están en contacto con el resto del jardín.

La casa se construye con sistemas tradicionales, muro de carga de fábrica de ladrillo visto, cubierta inclinada y huecos cerrados con celosías de madera, como las galerías, que responden a la integración contemporánea de la arquitectura culta con la popular. La tipología, asimismo, con la idea de claustro o patio-jardín, y galerías abiertas a un espacio exterior ajardinado, recoge modos hispanos de habitación y las últimas tendencias organicistas de Aalto o Jacobsen.

El desarrollo del jardín muestra, asimismo, gran interés, pues se proyecta desde la vivienda, especificando su tratamiento, uso y definición espacial según tipos hispanos.

Equipo redactor Arquitectura de Madrid y Arquitectura y Desarrollo Urbano. Comunidad de Madrid. Revisión y adaptación: Servicio Histórico, Fundación Arquitectura COAM: Alberto Sanz Hernando. Colaboradoras: Margarita Suárez, Beatriz Gutiérrez, Miriam Martín, María José Mier y Silvia Mata