Casa Cruylles

La Casa Cruïlles se enmarca en un paisaje mediterráneo privilegiado entre pinos y el mar. Destinada a segunda residencia, se articula en varios cuerpos que descienden desde la carretera hasta el mar, adaptándose a la topografía y escondiéndose entre la vegetación. El acceso se produce a través de la azotea, a cota de la carretera situada en la parte trasera del solar. 

Formalmente, la casa se modula a partir de las proporciones de una teja, relación que Bonet Castellana extrae de la forma trapezoidal de la parcela y traduce a diversos elementos, desde la forma de las piedras del pavimento hasta las bóvedas. La bóveda es el módulo básico de composición con el que el arquitecto resuelve la fusión del espacio interior con el exterior, y abre la casa a la naturaleza inmediata que la rodea. Destaca el elemento de cubierta, una gran teja blanca invertida que descansa sobre la sucesión de muros de ladrillo. 

Constructivamente, se recurre a soluciones autóctonas, abordadas con un lenguaje innovador depurado. Los materiales son los tradicionales del clima mediterráneo como paredes de cal blanca, maderas, muros de piedra, etc.

El programa incluye un apartamento con baño para los padres, habitaciones con baño y aseo para los hijos, habitaciones para el servicio y para los huéspedes, biblioteca, cocina, etc. La pieza fundamental del proyecto la constituye el estar-comedor que se prolonga al exterior a través de un porche abierto al mar cubierto por tres bóvedas capiculadas. Sobre la única explanada del solar donde se emplaza la piscina. 

Judit Duaigües Herrero