Barrio de Ramalde

Cuando se elaboró el proyecto del «barrio de Ramalde», como suele denominarse en la actualidad, Fernando Távora utilizó, de modo significativo, la denominación «Unidad Residencial de Ramalde». De esta forma, adoptaba una nomenclatura inequívocamente basada en el ámbito de reflexión propio del movimiento moderno que explicitaba la naturaleza contra-reaccionaria de las formas propuestas. En lo que respecta a la morfología de los edificios, el proyecto resulta de hecho más contra-reaccionario que radicalmente moderno, ya que el lenguaje es más sucinto — en oposición al folclorismo de las «casas portuguesas» imaginarias —, que plásticamente intenso. Al contrario, la concepción territorial/ programática del conjunto (o de la «unidad» según la denominación de Távora) puede ser identificada, sin concesiones, con el recetario moderno más ortodoxo instituido principalmente en los CIAM.

De acuerdo con la constitución canónica de una «unidad habitacional», el conjunto proyectado incluía tanto viviendas, como servicios y espacios exteriores complementarios. En este caso, de forma más concreta, bloques lineales de media altura, dispuestos con rigor según los preceptos de la orientación solar óptima. Como base de todo el conjunto, un parque, que sería identificable en el sector, ocupado únicamente por edificaciones asiladas y debidamente aislado del tráfico; así como equipamientos colectivos/ públicos auxiliares para las viviendas, implantados y configurados con una libertad excepcional en cuanto a la racionalidad del plan (de acuerdo, por otra parte, con el paradigma). Sólo se construyeron los edificios residenciales, ya que ni siquiera el acondicionamiento de las zonas verdes fue realizado por los servicios municipales en el tiempo previsto. La organización interna de las unidades de vivienda es racional y económica, separando el sector de la sala de estar, y los servicios del de los dormitorios.
Sérgio Fernandez