Ambulatorio y Dispensario de Accidentes de Trabajo de San Fermín

Ubicado en el ensanche reticular posbélico, junto a lo que eran las vías del tren (hoy bulevar), la distribución inicial del centro prácticamente no ha sido modificada, salvo una ampliación de volumen retranqueado. Fue construido dentro de los planes de modernización sanitaria del Estado, a finales de la década de 1950, que incluía hospitales y ambulatorios.

El inmueble, levantado sobre un solar en esquina, con un lado curvo paralelo al tendido férreo, no ajusta estrictamente toda su fachada a los planos de las alineaciones. Se organiza como si se tratase de un edificio aislado, y el asimétrico juego de volúmenes le permite acusar su condición de dotación pública frente al continuo residencial.

Los dos volúmenes (curvo y rectangular), de seis plantas y crujías resueltas con pórticos de pilares y vigas, se maclan en el núcleo de comunicaciones verticales. Desde aquí un pasillo y salas de espera sirven a las distintas consultas situadas en cada planta. Los aplacados de piedra contrastan con el ladrillo rojo (de ascendencia madrileña), que ayudan a diferenciar el uso sanitario de las circulaciones. En medio de estas superficies se insertan paños de carpintería de aluminio que asemejan tramos de muro cortina.
Andrés Martínez Medina y Justo Oliva Meyer