Torretas acceso y ventilación de un depósito de agua subterráneo

En lo alto de un cerro, en un paisaje ondulado y en un entorno poco construido en el momento de ejecución el proyecto, se alza un conjunto de torres proyectadas por los arquitectos Jordi Garcés y Enric Sòria en 1971. Son la parte visible de un depósito subterráneo de agua que, en previsión de una urbanización, transformó el carácter paisajístico rural en otro más industrial. Las torres surgen de la necesidad de acceder al depósito por la cubierta y de resolver la ventilación. Los arquitectos buscaban ordenar y monumentalizar el entorno con las torres, sin dejar de tener presente el paisaje. Por su ubicación, los elementos emergentes se perciben desde la lejanía, bajo varios puntos de vista. Por este motivo, los arquitectos enfatizaron los pórticos envolventes del depósito. Éstos tienen un papel formal ya que están desligados del volumen inferior al que arropan y enfatizan su apariencia estructural. El programa soterrado aloja un depósito de agua y se resuelve con una planta rectangular de 22 x 28 m, mientras que el programa en superficie son las cinco torres de acceso y ventilación. La de mayor tamaño, de 6, 5 x 6,5 m en planta, da acceso a los depósitos y el resto, de menor tamaño, son iguales entre sí, con 1,80 x 1,80 m.  Constituyen un conjunto de hitos que marcan la transformación del ondulado paisaje rural en un paisaje industrial. Están formadas por pilares de fibrocemento rellenos de hormigón, pintados de azul, que se colocan de tres en tres a lo largo de las carreteras que atraviesan el lugar. Los hitos están separados entre 30 y 50 metros y se colocan al tresbolillo.

Judit Duaigües Herrero