Plaza de abastos de Gondomar

Este pequeño mercado está resuelto con una potente idea arquitectónica, mostrando cómo con escasos recursos es posible realizar una obra duradera, funcional y hermosa. El mercado está compuesto por una serie de módulos hexagonales, conectados entre sí, construidos con piezas de piedra y hormigón y cubiertos por una ligera estructura metálica, con un único apoyo central, a modo de paraguas, que abre sus varillas hasta apoyarlas en el perímetro superior del muro de cierre. Los espacios resultantes son muy flexibles, ya que permiten el crecimiento del mercado, añadiendo nuevos módulos, y sus condiciones de iluminación, ventilación y seguridad son óptimas. Bar Bóo utiliza en esta obra muros compuestos por piezas de granito, similares a las que tradicionalmente se emplean en el sur de la provincia de Pontevedra como cierres de fincas o soportes de emparrados. Esta solución, que el arquitecto emplea en varias de sus obras, denominándola “pastas”, ofrece una presencia dialogante con el entorno construido y la memoria colectiva, como seña de identidad propia. El contraste entre los pesados muros pétreos, articulados con piedra de dos tonos, y la ligera estructura de cubierta y sus soportes, que permiten un ambiente interior luminoso, sigue manteniéndose hoy en su integridad. La disposición de los puestos, de acuerdo con la pauta compositiva hexagonal, ofrece una estimulante visión espacial, fragmentada y organizada en secuencias, inusual en edificios de su modesto tamaño. Fernando Agrasar