Nave en el complejo minero de Aldea Moret

A 3 km de la ciudad de Cáceres, el complejo surge para la explotación de los yacimientos de fosfatos iniciada durante la segunda mitad del siglo XIX. El nombre procede de Segismundo Moret, quien en 1876 funda el poblado minero. Posteriormente explotado por Unión de Explosivos Río Tinto, el complejo estuvo funcionando durante casi un siglo.
La nave, situada junto a la línea férrea, fue construida en 1930 y utilizada para el almacenaje del material. Es de planta rectangular y está cubierta con una estructura formada por una sucesión de arcos parabólicos de hormigón armado. Estos constituyen la nervatura de una membrana, también de hormigón armado, que conforma los plementos de la bóveda. Estos arcos se manifiestan exteriormente a modo de costillar y arrancan exentos desde el suelo. Esta composición remite lejanamente a una tradición gótica: el recurso a la sucesión de arcos, característico en el gótico catalán, o la obvia referencia a los arbotantes constituyen gestos de clara intención proyectual que confieren al edificio su mayor interés.
Tras el cierre definitivo y el posterior abandono de las instalaciones se inicia un proceso de degradación; desaparecen buena parte de las edificaciones industriales y se generan fenómenos de exclusión social y marginalidad entre los habitantes del poblado. En la actualidad, los edificios industriales del complejo, abandonados y en avanzado estado de deterioro, ven gravemente amenazada su permanencia.
Carmen Cienfuegos Bueno

En 2008 el edificio fue objeto de una intervención promovida por el ayuntemiento de Cáceres y que llevaron a cabo los arquitectos Fuensanta Nieto y Enrique Sobejano para su transformación como edificio multiusos dedicado a la innovación.