Lonja de Massarelos

El edificio está formado por dos volúmenes que aparecen unidos como un todo en el volumen exterior. Lo que confirió en su tiempo (inicios de los años treinta) una dignidad innovadora e inusitada a una construcción eminentemente industrial.

La función terciaria de las oficinas se concentró en el chaflán curvo a tres alturas. La cota da entrada a una doble altura que se conjuga con la planta libre, apenas apuntada por tres soportes verticales. Un gran vano, que corresponde a dos módulos estructurales y que, por ello, tiene un pilar en su punto medio, comunicaba directamente con el gran espacio que albergaba la lonja de pescado, y hacia la parte inferior con los cámaras frigoríficas donde el mismo se transformaba. Este espacio amplio constituye el segundo cuerpo de programa, con cerca de 10 metros de altura y una estructura de soporte porticada, de arco ligeramente inclinado, que salvaba un vano de 20 metros. Viguetas perpendiculares articulaban esta red estructural, en la que se abrían los huecos de la cubierta abovedada, superficies de pavés que permitían la entrada de la luz. En la parte inferior, el semisótano era sustentado por robustos pilares con capitel cónico, dispuestos de manera solidaria con una innovadora viga fungiforme.

Al condensar múltiples influencias, desde el expresionismo alemán al lenguaje dudokoniano, del purismo del art-decó francés al neoplasticismo holandés, constituye la primera obra de referencia de este autor, en pleno momento creativo de la primera generación moderna.
Ana Tostões