Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Complutense de Madrid

La falta de capacidad del antiguo edificio universitario del Noviciado y la precariedad de sus instalaciones fueron la causa de que una nueva Facultad de Filosofía y Letras inaugurase el ambicioso proyecto de la Ciudad Universitaria de Madrid.

Se trataba de una edificación que, desde su origen, había sido planteada para integrarla en el conjunto denominado de Humanidades junto a Derecho e Historia, que quedaría inconcluso y desvirtuado y en el que se refleja la rápida evolución de la arquitectura durante estos años, desde las iniciales propuestas clasicistas, beauxartianas, de 1928, con indudable intervención de Modesto López Otero, como director del gabinete técnico de la Ciudad Universitaria, a otras más funcionales y racionalistas en 1931, donde ya el arquitecto Agustín Aguirre se desenvuelve con soltura y autonomía.

La Facultad de Filosofía, considerada desde su terminación como uno de los mejores edificios madrileños del siglo XX, se caracteriza por su planta simétrica en peine, con tres bloques enlazados por galerías y, aunque el trazado recuerda al del Museo del Prado, su disposición, funcionalidad y carácter se distancian claramente. En los alzados es patente la influencia del expresionismo y, más generalizadamente, de la arquitectura alemana de su tiempo, potenciada por las franjas de huecos rasgadas en los paramentos de ladrillo visto, que se interrumpen tensionalmente en el cuerpo central, donde se sitúa la entrada y vidriera policromada art déco.
Miguel Lasso de la Vega Zamora. Servicio Histórico, Fundación Arquitectura COAM