Estudio Vivienda Marrero

En 1932, José Enrique Marrero Regalado, tras desarrollar sus primeros años de carrera profesional en la península, decide retornar a Canarias. Allí, desarrolla una intensa actividad profesional y, en 1933, decide consolidar su residencia en la isla, donde proyectó un edificio destinado a vivienda propia y a estudio profesional, sobre una parcela que cuenta con privilegiadas vistas sobre el puerto. Controvertida por su filiación política y por su protagonismo en la codificación del estilo neocanario , la figura del arquitecto ejemplifica la práctica de una convencida actitud ecléctica, en la que los recursos formales y estilísticos de naturaleza diversa se recomponen y se adecuan a cada obra según la naturaleza representativa de esta.

En este sentido, esta obra destaca por la precisión y sobriedad de los recursos formales que en ella se emplean, al tiempo que resuelve el programa con solvencia disponiendo sendas bandas laterales donde se ubican las piezas de menor entidad y los elementos de servicio, que se relacionan entre sí a través de un vacío central, en una secuencia espacial de terraza, piezas representativas y patio interior.

Esta configuración tipológica tiene, en el plano compositivo, una clara traslación en la fachada del edificio, donde ambas bandas laterales se configuran como esbeltos volúmenes prismáticos, dispuestos sobre la alineación de la calle y delimitando el plano de fachada, en el que destaca la contraposición del profundo vaciado de las terrazas del cuerpo central. Los cuerpos laterales presentan, a su vez, un carácter diferenciado, de tal manera que el de acceso principal al edificio, en el que se ubica la escalera, recibe un tratamiento que enfatiza una cierta vocación representativa con discreción, mientras que el de la izquierda se trata de manera conjunta con el central. Este rotundo juego volumétrico, que dota de profundidad al lienzo de fachada, establece, no obstante, un ambiguo diálogo con algunos recursos formales que se emplean simultáneamente en la misma y que parecen atribuirle a la propia fachada cierto espesor variable.

La naturaleza ecléctica de la actitud del autor le permite componer recursos ornamentales aparentemente autónomos, como el óculo circular, con estrategias de proyecto precisas, como las que se reproducen en el diseño del mobiliario interior de la vivienda; de esa manera, al igual que en sus obras más relevantes, su estudio vivienda destacará más por el acierto y por la ocurrencia de la manipulación que se realiza sobre el código estilístico que por el rigor en la propia aplicación.
Urbano Yanes Tuña