Viviendas para empleados de Hacienda

El conjunto está edificado sobre un solar situado en el cruce de tres calles, retirado respecto a las alineaciones que permitían las normativas con el fin de respetar un arbolado preexistente. Las viviendas se distribuyen en tres volúmenes que se articulan entre sí de un modo orgánico, mediante un escalonamiento y una disposición en forma de abanico. De este modo, se consigue salvar el desnivel entre las calles, evitar la monotonía mediante la creación de un ritmo, y disponer de un mayor perímetro de fachada, con las consiguientes ventajas en cuanto a vistas, asoleamiento y ventilación natural de las viviendas.

El proyecto responde a criterios racionales, y sigue una estricta modulación de la estructura, adaptándola a una disposición en abanico que dificulta la construcción debido a los giros y encuentros generados entre piezas, pero que se resuelven mediante la estratégica disposición de terrazas y núcleos de escaleras. Las fachadas se han tratado con gran austeridad empleando ladrillo de cara vista en grandes planos verticales, separados por conjuntos de ventanas que forman hendiduras. Los forjados se manifiestan en la fachada mediante un aplacado de diferente tonalidad, que marcan una pauta horizontal en la composición.

La sociedad española se encontraba en un período de apertura de valores e ideas, y abandonaba lentamente los criterios estéticos, superando la autarquía surgida tras la Guerra Civil. De este modo, se empezaron a adoptar los valores propios de la arquitectura moderna, con una gran influencia, en este caso, de la arquitectura orgánica de Alvar Aalto. Asimismo, se demuestra una vez más la personalidad y el talento del arquitecto autor del proyecto, quien no adopta únicamente las formas de la modernidad, sino que reflexiona sobre los conceptos que las originan, y resuelve los innumerables condicionantes del solar con aparente sencillez.
Alfonso Moral López