Nave de las Industrias Químicas SA Cros

Esta nave se define a partir de una planta rectangular, de 96 m de longitud y 30 m de anchura, cubierta con una enorme bóveda cilíndrica, coronada por un linternón y rigidizada mediante los 19 arcos de hormigón armado que constituyen la estructura portante. Pero, más allá de estos datos, se requiere alguna información complementaria para entender la verdadera esencia de una obra que, aún estando estrechamente ligada al proceso técnico, no revela todo su interés a simple vista. Construida en plena autarquía, con medios necesariamente artesanales cuando aún se estaban desarrollando los métodos de cálculo para este tipo de cubriciones de gran luz, esta obra pone de manifiesto el mérito e ingenio de este autor desconocido. La nave se resuelve con un patente dominio del oficio, que certifican tanto la eficaz estimación del comportamiento resistente como el empleo, a modo de encofrado, de piezas cerámicas en forma de botella, apenas armadas y unidas por mortero (fusées). Frente a la ruina de los demás restos del primitivo complejo químico, su aceptable estado de conservación permitirá, según una curiosa iniciativa actual, su probable reconversión en una parroquia, confirmando la disponibilidad de estos magníficos contenedores para futuros cambios de uso.
Carmen Jordá