Casa Manoel de Oliveira

En el exterior un muro alto revocado, liso y continuo, con un delicado remate superior de cantería labrada, subraya el trazado de la calle y separa ese espacio público del ambiente interior, más expresivo. El terreno de amplias dimensiones está organizado en tres plataformas de cotas descendentes, de este a oeste. La casa se levanta en las dos primeras plataformas, afirmándose como un objeto autónomo, aunque articulado con su soporte; dos plantas a este, y tres a oeste. Actualmente el jardín es un extenso manto verde continuo que ha olvidado las marcas de algunos recorridos otrora existentes definidos por pavimentos de guijarros. Los recursos formales y el lenguaje evocan más la arquitectura de la época en Europa central o la obra de Mallet Stevens, que la de Le Corbusier.

A la masa imponente de la vivienda, marcada por un tratamiento volumétrico lleno de fuerza y por el exquisito diseño de los huecos que evita seguir ningún tipo de regla que implique repeticiones innecesarias, se opone en el interior un juego de transparencias y continuidades espaciales.

Una galería, abierta al exterior y a los espacios interiores, estructura toda la casa en sus tres plantas, uniendo las zonas de servicio a los accesos principales.
Sérgio Fernandez