Casa Aranzabal

Esta vivienda, proyectada a partir de condicionantes como el soleamiento, la ventilación y la organización funcional de los espacios, constituye una elegante y equilibrada arquitectura en la que los espacios se definen mediante la descomposición del objeto construido en elementos autónomos, en planos horizontales y verticales, idea que se subraya con el material y el color.

Se buscó la orientación de los dormitorios hacia naciente, y la de las habitaciones de estar, hacia mediodía y poniente para, a su vez, conseguir la máxima independencia entre las tres zonas de estar, dormir y servicio. Todas ellas quedan agrupadas alrededor de un vestíbulo distribuidor.

Los forjados permiten eliminar los cargaderos de ventanas y, por la altura de estas, se consigue la máxima luminosidad en todas las habitaciones. Por otro lado, el soleamiento está estudiado para que durante los meses fríos el sol penetre hasta el fondo de la zona de estar y, al atardecer, en el comedor; mientras que el vuelo de la cubierta lo impide durante el verano.

Redón nos muestra de forma ejemplar cómo una lógica constructiva puede dar un resultado plástico coherente, elegante y poético, alejándose del exceso estilístico.
José Miguel Martínez Rico