Memoria
Esta obra, que se ha convertido en un icono urbano, está situada en el corazón de la ciudad, y comparte el espacio público con dos edificios importantes: el del Teatro Campoamor, de líneas neoclásicas, y el de la Diputación, de estilo francés. La elaboración del proyecto (1936) respondió a la voluntad de ofrecer una visión abierta y cosmopolita que el gobierno de la II República intentaba fomentar entre la sociedad española; de ese modo, se proyectó un edificio que en su apariencia externa obedecía a un deseo escenográfico y expresionista, y que recordaba a los rascacielos americanos aunque a pequeña escala; sin embargo, la distribución interior responde al modelo de vivienda burguesa típica de la época. Debido a la Guerra Civil, su construcción no se inició hasta el final del conflicto en 1943. Para entonces, los criterios estéticos del nuevo régimen habían cambiado con respecto a los que habían guiado el proyecto original, lo que hizo que el edificio fuera considerado como una excentricidad.
Resuelve la esquina entre las calles San Francisco y Fruela, y se abre hacia el parque de San Francisco, que actúa como jardín urbano. En la composición volumétrica del edificio coexisten dos escalas distintas: el cuerpo más elevado en esquina establece un diálogo con el parque y constituye un hito urbano, mientras que los cuerpos laterales más bajos resuelven la entrega del edificio con su entorno. El conjunto está resuelto con un solo material en dos únicos tonos, que transmite una imagen de enorme calidad, sutileza y fuerza expresiva. Hace uso de un elemento novedoso en la época, como era el muro cortina, para transmitir una imagen de edificio cosmopolita y moderno. En este caso, la técnica constructiva adquiere un importante papel en el proyecto, ya que supera el mero hecho constructivo para servir de apoyo fundamental a la idea generadora.
En la composición se observa una de las características del racionalismo que se adoptó en Asturias: el uso del lenguaje moderno en convivencia con los valores clásicos. Esto se refleja en la distribución interna de las viviendas, que son del estilo burgués de la época, con una escalera curva principal, pero que incorporan elementos modernos como, por ejemplo, la espectacularidad resultante de la ubicación del salón, como pieza más representativa de la casa, en diagonal con el acceso principal.
Alfonso Moral López
Uso original: Uso residencialVivienda colectiva
Reportaje fotográfico: Luis Argüelles
Incluida en:
Plan Nacional de Conservación del patrimonio cultural del siglo XX Ver ficha
Categoría: Nivel A
Registro: La vivienda moderna